El Mini 3 Pro presenta un aspecto completamente nuevo, optimizado para sacar el máximo de cada vuelo. Con hélices más grandes, una inclinación aerodinámica del cuerpo y un potente sistema de detección de obstáculos, el diseño aerodinámico ofrece más tiempo de vuelo y seguridad.
Se ha reinventado el estabilizador para ofrecer un mayor rango de rotación en contrapicados y Grabación vertical, lo que proporciona infinidad de oportunidades creativas. Todos los aspectos de esta renovación han sido cuidadosamente analizados para poder llevar al Mini a cotas nunca vistas.
Para quienes crean contenidos sobre la marcha, es esencial poder hacerlo sin complicaciones. Con menos de 249 g de peso, el Mini 3 Pro no necesita registrarse en la mayoría de países y regiones.[1] El diseño plegable y compacto también facilita que puedas llevártelo en tu próximo paseo, viaje a la playa o excursión de fin de semana. Prepárate para capturar vídeos asombrosos en cuanto te llegue la inspiración.
Tras varias semanas de rumores, filtraciones y vídeos de prueba publicados antes de tiempo, DJI acaba de presentar oficialmente el nuevo Mini 3 Pro, la tercera generación de su saga de drones ligeros que viene con importantes cambios en el diseño y en la cámara.
La clave de este nuevo dron vuelve a ser el peso, que al igual que ocurría con sus predecesores, se sitúa apenas por debajo de los 250 gramos. Esta cifra es fundamental porque las normativas de vuelo suelen ser diferentes para los modelos de menos de un cuarto de kilo. En España, por ejemplo, se permite volar a estas aeronaves ligeras por encima de ciudades y aglomeraciones de personas siempre y cuando no se superen los 20 metros de altura y no se esté en una zona directamente prohibida para el vuelo.
Una investigación desarrollada en la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, ha avanzado en un nuevo método para aprovechar las ventajas del ADN en el almacenamiento de información digital. Logra completar el registro en unos pocos minutos, cuando las técnicas actuales más avanzadas requieren más de 10 horas. Además, facilita el registro de neuronas y podría catapultar la investigación del cerebro hacia una nueva era.
El ADN (ácido desoxirribonucleico) contiene las instrucciones genéticas empleadas en el desarrollo y funcionamiento de todos los organismos vivos, además de ser responsable de la transmisión hereditaria. Sin embargo, también podría ser extremadamente útil para solucionar los graves problemas de almacenamiento de información que enfrenta la sociedad actual, y que se agudizarán en las próximas décadas.
La cantidad de datos que se producen desde el advenimiento de la revolución digital no tiene paralelo con ninguna otra etapa de la historia de la humanidad: para 2025, se estima que generaremos diariamente una cantidad de información que equivaldría a llenar casi 213 millones de DVD cada 24 horas. A este ritmo frenético, es urgente hallar alternativas superadoras que permitan garantizar el resguardo de los datos a largo plazo.
Como sucede en muchos otros campos, la naturaleza se expresa de forma más efectiva que las soluciones creadas por el ser humano: nuestro código genético es millones de veces más eficiente para almacenar datos que las metodologías ofrecidas actualmente por la informática. A pesar de esto, hasta el momento no se han podido superar ciertas barreras que impiden un mayor desarrollo de esta alternativa de almacenamiento de información.
Para poder almacenar datos en el ADN fuera del cuerpo humano se necesita una síntesis química extremadamente lenta. Se emplean registros intracelulares de última generación, pero como obligatoriamente deben respetarse todos los pasos mecánicos de la expresión de proteínas, el proceso puede durar casi medio día y es además muy costoso.
Según una nota de prensa, los investigadores estadounidenses han logrado un importante avance que agiliza el proceso y lo hace más económico. De acuerdo al nuevo estudio, publicado recientemente en Journal of the American Chemical Society, ahora se necesitarán solamente minutos para guardar enormes cantidades de datos en nuestro código genético.
A diferencia de otras tecnologías, que necesitan imperiosamente la síntesis de proteínas, el nuevo enfoque se basa en el registro de los cambios ambientales: es capaz de detectar mínimas variaciones en el entorno, como modificaciones en la concentración de ciertas sustancias, para utilizarlas en la «grabación» de datos en el ADN. Las enzimas empleadas funcionan como viejas cintas de grabación, registrando en forma continua todos los cambios que van sucediendo.
Además de simplificar la forma de almacenar datos digitales en el ADN, la nueva técnica también podría marcar un antes y un después en cuanto a la investigación del cerebro, al utilizarse para registrar la actividad de las neuronas.
Las tecnologías actuales han logrado importantes avances, pero todavía se requieren enormes esfuerzos para poder estudiar el cerebro de un invertebrado en su totalidad. En consecuencia, parece una proeza inalcanzable el registro completo de un cerebro humano, teniendo en cuenta su elevada complejidad.
Ahora, el uso del ADN podría eliminar estas limitaciones: los científicos serían capaces de «grabar» la actividad de una cantidad innumerable de neuronas al mismo tiempo y en minutos, accediendo a datos que hoy son inalcanzables y ensanchando las fronteras de la investigación en neurociencias.
Recording Temporal Signals with Minutes Resolution Using Enzymatic DNA Synthesis. Namita Bhan, Alec Callisto, Jonathan Strutz, Joshua Glaser, Reza Kalhor, Edward S. Boyden, George Church, Konrad Kording and Keith E. J. Tyo. Journal of the American Chemical Society (2021).DOI:https://doi.org/10.1021/jacs.1c07331
El investigador Ferrández junto a uno de los robots emocionales. l.o.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) han logrado la puesta en marcha de un proyecto del Plan Nacional para mejorar la sociabilización y comunicación de niños con síndrome del espectro autista a través de robots emocionales. El grupo Diseño Electrónico y Técnicas de Tratamiento de Señal de la politécnica iniciará los trabajos experimentales de este innovador proyecto, único en España, a principios del próximo mes de septiembre. Los ensayos los realizarán con niños tratados en el Hospital Universitario San Juan de Alicante.
El Ministerio de Ciencia e Innovación ha concedido recientemente 300.000 euros al programa, que desarrollarán de manera conjunta científicos de la UPCT, la Universidad Castilla La Mancha y la UNED de Madrid.
El grupo Diseño Electrónico y Técnicas de Tratamiento de Señal trabaja en sistemas de Inteligencia Artificial aplicados a la interacción con el ser humano. Están especializados en tecnologías emocionales. Su robot Pepper ha mejorado su capacidad de interacción emocional a través de la tecnología desarrollada por los investigadores de la Politécnica de Cartagena.
El catedrático José Manuel Ferrández, investigador principal y profesor del área de Arquitectura y Tecnologías de Computadores, señala que «está demostrado que los niños con autismo mejoran su sociabilización y comunicación interactuando con robots emocionales». El síndrome del espectro autista condiciona el desarrollo social de aquellos que lo padecen. También interfiere en la conducta y las habilidades comunicativas. Por ello, implantar los robots emocionales en hospitales y centros especializados mejoraría, según Ferrández, el desarrollo de los pequeños.
Los socios del proyecto de la Universidad de Castilla La Mancha centrarán su trabajo en desórdenes mentales y disfunciones cerebrales, fundamentalmente en pacientes con esquizofrenia y trastornos bipolares. En este caso, los ensayos los realizarán con avatares.
En la última conferencia de Xiaomi, la firma china dio un golpe de efecto en España presentando su primer perro robot, el CyberDog. Una sorpresa que nadie vio venir, y que se constituyó como una alternativa tremendamente barata a Spot, el perro robot de Boston Dynamics.
Como mencionamos previamente, el CyberDog de Xiaomi llega con un sistema de navegación que le permite analizar su entorno e interactuar con gran fluidez. Pero esto no es todo. El perro robot también llega equipado con un arsenal de sensores que brindan "feedback instantáneo" para guiar sus movimientos. Además de las cámaras, incluye sensores táctiles y ultrasónicos, y módulos GPS, entre otros.
De esta manera, el dispositivo es capaz de escanear sus alrededores en tiempo real, crear mapas de navegación y planificar su recorrido. Y como si todo esto fuese poco, Xiaomi ha dotado al CyberDog con la tecnología necesaria para que reconozca el rostro y la postura de los humanos. Así, es capaz de identificar a su dueño y seguirlo sin toparse con obstáculos.
En el vídeo, vemos también la misma pirueta hacia atrás que Xiaomi mostró en su conferencia, en el escenario. Una muestra del potencial técnico del CyberDog, un dispositivo que estará disponible para los desarrolladores a un precio de poco más de 1.000 euros.
Claramente el vídeo es una dramatización, debido al tinte de ciencia ficción que tiene. Sin embargo, no deja de ser un vídeo promocional para mostrar algunas de las bondades del perro; muestra cómo caminará, cómo se moverá, y sobre todo, su capacidad para moverse por el ambiente gracias a su conjunto de sensores. Extrañamente, la voltereta hacia atrás no se ha mostrado al completo.
Este es el primer vistazo que tenemos del CyberDog de Xiaomi, después de su presentación hace ya varios días. Actualmente, no se sabe si Xiaomi decidirá lanzar el CyberDog de forma internacional o si por el contrario se quedará en territorio chino. Tendremos que esperar a los siguientes meses para comprobarlo.
CyberDo, el perro robótico de Xiaomi Omicrono
Se espera que Xiaomi lance una serie inicial de 1.000 CyberDogs, al que tendrán acceso desarrolladores de todo el mundo. Costarán 9,999 yuanes, es decir, unos 1.300 euros. Un coste prohibitivo para muchos usuarios, pero que es infinitamente inferior a los 74.000 de Spot, su 'rival' directo.
El perro robot cuenta con servomotores de alto rendimiento, desarrollados por Xiaomi, para hacerlo lo más versátil posible. Según la compañía china, el torque máximo es de 32 newton·metros, mientras que la velocidad de rotación llega a 220 revoluciones por minuto. Esto permite que CyberDog sea veloz, ágil y cuente con un amplio rango de movimientos. De hecho, sus fabricantes indican que puede realizar varias maniobras a alta velocidad, pudiendo trasladarse hasta 3,2 metros por segundo. Pero eso no es todo, ya que también es capaz de dar volteretas hacia atrás, entre otros tipos de "acciones complicadas".
Características del CyberDog. Omicrono
Tiene 128 GB de memoria SSD, 3,2 metros por segundo de velocidad máxima y su motor interno tiene una potencia máxima de 32 Nm de par. Dispone de 3 USB-C y HDMI para conectarle accesorios, así como un sistema de seguimiento para su dueño y es capaz de evitar todo tipo de obstáculos.
Los desarrolladores tendrán demasiada tecnología con la que jugar; podrán hacer pruebas con comandos de voz, enseñarle al perro todo tipo de trucos y desarrollar software para conectarlo a aplicaciones de smartphone. De nuevo, no se sabe si este robot proyección internacional, pero si todo sale bien, este robot podría ser la punta de lanza de un futuro con robótica asequible para todo el mundo.
Xiaomi insiste en que ha construido el CyberDog con el fin de que sea adoptado por la comunidad Open Source. De hecho, el propio robot ha sido creado utilizando algoritmos de código abierto.
Además cuenta con puertos USB y HDMI, y con un SSD de 128 GB para que los desarrolladores puedan aprovecharlos y experimentar con nuevo software y hardware. Por otra parte, la compañía se ha comprometido a establecer un laboratorio de robótica para los ingenieros interesados en avanzar con innovaciones.
Pero ¿cómo deciden los animales si dar o no un salto? ¿Cómo evalúan sus capacidades biomecánicas para saber si pueden aterrizar? Según un nuevo estudio publicado en la revista Science, las ardillas salvajes tienen en cuenta la compensación entre la curvatura de las ramas y la distancia entre ellas. E, incluso, inventan maniobras de "parkour" sobre la marcha para evitar aterrizajes especialmente complicados, aseguran investigadores de la Universidad de California en Berkeley (EEUU).
La recompensa de entender cómo las ardillas aprenden los límites de su agilidad podría ser la creación de robots con mejor control para moverse ágilmente por paisajes variados, como los escombros de un edificio derrumbado en busca de supervivientes o para acceder rápidamente a una amenaza ambiental, señalan los científicos.
Las ardillas pasan la mayor parte de su tiempo en lo alto de los árboles, un entorno imprevisible que les obliga a navegar ágilmente por un laberinto de ramas para viajar, anidar y evitar a los depredadores, hazañas que requieren una compleja combinación de capacidades biomecánicas evolucionadas y comportamientos aprendidos.
Sin embargo, no se sabe muy bien cómo aprenden a calibrar y ajustar sus movimientos en fracciones de segundo.
Para observar el comportamiento de salto, Nathaniel Hunt, Roberto Full y sus colegas diseñaron una pista de obstáculos al aire libre y observaron a las ardillas salvajes mientras saltaban entre ramas simuladas y a través de huecos de varias distancias.
A lo largo de una serie de experimentos, descubrieron que estas decidían dónde lanzarse y aterrizar buscando un balance entre la flexibilidad de la rama y la distancia/tamaño de esta y del hueco.
Como era de esperar, cuanto más endeble es la rama desde la que tienen que saltar las ardillas, más cautelosas son, aunque tardan solo unos pocos intentos en adaptarse.
También observaron un amplio repertorio de maniobras ágiles de aterrizaje en las ardillas, así como de comportamientos adaptativos de "parkour" que permitían a los animales realizar saltos difíciles.
En conjunto, los hallazgos demuestran que la sinergia entre la gestión de la energía biomecánica y el aprendizaje por ensayo y error probablemente determina la rápida y precisa navegación arbórea del animal.
"Como organismo modelo para entender los límites biológicos del equilibrio y la agilidad, diría que las ardillas no tienen rival", afirma Hunt.
"Si tratamos de entender cómo lo hacen, quizá descubramos principios generales de locomoción de alto rendimiento en las copas de los árboles y otros terrenos complejos que se puedan aplicar a los movimientos de otros animales y robots".
Una constatación insospechada fue que, durante los saltos complicados, las ardillas solían reorientar sus cuerpos en una superficie vertical, como en el parkour humano, ajustando su velocidad y asegurando un mejor aterrizaje.
El parkour es un deporte en el que las personas saltan, se columpian o utilizan otros movimientos para atravesar rápidamente los obstáculos sin utilizar equipo.
El artículo también lo firman Judy Jinn y Lucia Jacobs; esta última, junto a Full, forma parte de un consorcio multiuniversitario financiado por la Oficina de Investigación del Ejército para modelar los procesos de cognición y decisión de las ardillas con el fin de crear algún día el primer robot del mundo con sus capacidades.